martes, 17 de septiembre de 2013

Quico y Paco en la calle

A Quico le gustaba mucho jugar. Si por el fuera, siempre estaría en la calle.
Sin embargo, Paco, que también disfrutaba mucho jugando, prefería hacerlo dentro de casa.
Así, Quico y Paco nunca se ponían de acuerdo. Uno siempre quería salir. El otro siempre quería quedarse. Y se acaban enfadando.
Un día, su mamá les dijo:
- Quico, quédate un ratito con Paco aquí dentro y juega con él.
A Quico no le gustó mucho la idea, pero al final, a regañadientes, lo hizo, y al final se divirtió. Luego, quiso salir a la calle a jugar una vez hubieron terminado de jugar dentro de casa. Pero Paco no quería. Entonces, su mamá les dijo:
- Paco, Quico se ha quedado dentro a jugar contigo. Ahora, sal tú un ratito a la calle con él.
A Paco no le gustó la idea, pero al final lo hizo, y también se divirtió.
Al final del día, su mamá les dijo a los dos:
- ¿Véis? Habéis jugado los dos un ratito fuera y otro dentro. Lo habéis pasado bien y os habéis divertido.
Y Quico y Paco se dieron cuenta de ello y ya no se volvieron a enfadar por jugar dentro o fuera.

jueves, 5 de septiembre de 2013

El viaje de Annand

Annand era un niño de seis años al que le encanta viajar.
A Annand le encanta conocer otras gentes, otras culturas, otras razas y otros lugares.
Annand no tiene problemas a la hora de jugar con otros niños. A él le da igual el color de su piel, la ropa que lleven o el lugar del que provengan.
Pero al papá de Annand no le pasa lo mismo. Su papá no quiere que juegue más que con niños que usan ropa cara y tienen la piel del mismo color que él.
Un día, Annand y su papá iban en coche por un puente. Estaba lloviendo mucho y la calle estaba llena de agua. Había tanta agua que el puente se rompió. El coche cayó a un río que pasaba por debajo y comenzó a inundarse. Annand y su papá se subieron al techo, pero no podían moverse de él, porque la corriente era muy fuerte. Entonces, a Annand se le ocurrió una idea:
- Papá, ¿por qué no llamas al papá de mi amigo Maurice? Ellos viven muy cerca de aquí. Tal vez puedan ayudarnos.
El papá de Annand no lo tuvo muy claro. Sabía que Maurice era pobre y de otra raza. Pero al ver que no paraba de llover, el agua subía cada vez más y nadie venía a rescatarles, finalmente le llamó.
El papá de Maurice vino con una cuerda, la ató a un árbol cercano y cruzó el río. Primero rescató a Annand. Luego a su papá. Después les dio cobijo en su casa. Les ofreció toallas, mantas, sopa caliente y el mejor rincón de la casa, junto al fuego.
A partir de ese momento, el papá de Annand no volvió a tener problemas con la raza, nacionalidad, ropajes o idiomas de los amigos de su hijo. Ni tampoco con los suyos.